Hace un mes, el empresario Francisco Argüelles Medina protagonizo una situación indignante ante la sociedad de Ensenada, Baja California, al posar en una foto junto con sus amistades y sujetar una cuerda que estaba alrededor del cuello de un hombre que vive en situación de calle.
En la situación propiciada, se encontró un acto de denigración al hombre que vive en situación de calle, vulnerando su dignidad personal al rebajarlo por el momento de "diversión" que disfrutaban tanto Argüelles Medina como sus amistades, reviviendo el debate sobre el clasismo, el concepto de dignidad en tiempos actuales y cuando una persona deja de ser persona cuando eso, la dignidad, es irrenunciable para toda persona.
Las consecuencias no se hicieron esperar, algunas amistades de Argüelles Medina fueron obligados a renunciar de sus puestos de trabajo y el mismo Argüelles Medina pidió disculpas al ver disminuida su reputación como empresario y como agente garante de los Derechos Humanos.
Un empresario o una empresaria que violenta de manera grave los Derechos Humanos de sus trabajadoras y sus trabajadores, también violenta de manera sistemática los derechos de quienes los rodean. Es reprobable que en pleno siglo XXI se trate de burlar la dignidad de la persona a través de actos retrogradas que propicien a menoscabar la esfera jurídica de derechos y el autoestima de una persona que es igual ante las leyes, sin importar su condición social.
Quien dirige una empresa tiene múltiples responsabilidades, una de ellas es promover y proteger los Derechos Humanos tanto en su empresa como en la sociedad, auxiliando al Estado en garantizar dichos derechos, haciéndose como resultado una reputación venerable por todos y todas. Si tu tomas esa responsabilidad, eres un agente garante y no represor de los Derechos Humanos.
¡Acércate a nosotros!
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